Antes de conocer a mi esposo, el Señor me llevó a que aprendiera cómo era ser una verdadera hija de Dios. Muchas veces damos por sentado que como vamos a la iglesia, oramos, cantamos y leemos la Biblia es suficiente, pero no había entregado a Dios esta área de mi vida. Había cometido anteriormente muchos errores en las relaciones de noviazgo, y por ende mi corazón estaba dañado. No lo cuidaba, no era consiente de que si una relación terminaba tenia que sanar esas heridas y no arrástralas sobre mis hombros a donde quiera que iba. No sé si te ha pasado que llegas a un momento de tu vida que dices «¡Ya no puedo más! necesito un cambio en mi vida y lo necesito ya.
Entre tanta tristeza y dolor profundo porque creí que era «la persona correcta» (típica frase que usamos cuando creemos encontrar a nuestra media naranja) me di cuenta que realmente no sabía como era tener un noviazgo cristiano, es decir, una relación de noviazgo sana y con propósito hacia el matrimonio.
Las personas y especialmente las mujeres solemos imaginarnos todo cuando creemos que hemos encontrado la persona correcta, si es posible hasta los hijos que tendremos y donde viviremos. Nos encanta hacer planes y aquí está el primer error. Nos ilusionamos rápidamente: dejamos que nuestras emociones y sentimientos porque por fin un hombre se acerca y se interesa, entonces ya es el idóneo. Lo mismo puede pasarle a un hombre.
Pero, ¿Cómo puedo tener un buen noviazgo o un noviazgo cristiano? para ir a este punto es importante ir al comienzo. Anterior al noviazgo debe existir una amistad, una base, un conocimiento de la persona casi en profundidad. Entonces, ¿Cómo puedo tener una amistad sana, que me lleve a un buen noviazgo y finalmente tener un matrimonio sano, bonito, el que tanto anhelo? La amistad es para mí una de las claves más importante a la hora de tener un buen matrimonio. De aquí nació mi primer libro “Rompe el ciclo y camina hacia el sí quiero.” pero sí quiero a Dios primeramente. Es necesario sanar primero heridas, y conocer el propósito de Dios en nuestras vidas antes de dar estos pasos.
La amistad entre hombres y mujeres se puede dar y no necesariamente tiene que llegar con todos/as a algo más. Pero es importante ser cautelosos, astutos, y guardar siempre nuestro testimonio. Estos 3 son los principales. Una verdadera amistad es simple, te muestras tal cual eres, incluso si se te sale algo indebido se ríen y queda como anécdota, pero cuando se trata del hombre o mujer que te gusta, la cosa se complica o la complicamos mejor dicho. Algunas personas comienzan a hacer cosas tontas, fingiendo se algo o alguien que no son para agradar a la otra persona, quieren parecer perfectos para ser elegidos. La mayoría de personas en la primera cita en la sociedad, no se muestran tal cual son si no que intentan parecer interesantes para agradar y esto mismo pasa en los hijos de Dios. Por eso ser un hijo de Dios no es lo que al principio mencionaba sino que requiere mucha sabiduría y obediencia a Dios.
Quiero hoy darle la vuelta a esto y que se rompan ciertos patrones que parecen haberse anclado en nuestra comunidad cristiana:
- La amistad debe ser solo amistad. Hoy en día, dentro de las iglesias se suelen usar términos como: amistad especial o amigos especiales que traducido a la sociedad es lo que se llama amigos con derecho solo que dicho de una manera bonita y que parezca casi cristiana o santa. Esto es solo una excusa para ponerle una etiqueta y decir esta persona es para mi, no la mires ni la toques. Puede sonar duro, pero es la triste realidad. Esto ni siquiera sale en la Biblia, ni tampoco la palabra noviazgo. Actualmente la gente prefiere lanzarse a ciegas a casarse, sin antes prepararse.
Tener una amistad larga permite conocer en todas sus fases a la otra persona sin etiquetas, “netamente amistad”, amistad de verdad. Durante la fase de la amistad no se involucran sentimientos. Cuando se conoce a alguien y nos cae bien, antes de considerarle nuestro amigo/a pasamos no solemos decir que es nuestro mejor amigo/a si no que para decir que es un buen amigo es importante vivir diferentes circunstancias que permitan conocer verdaderamente a la otra persona, para así llegar a considerar si es o no una buena amistad (para mi una buena amistad es aquella en la que confías en esa persona, no todos son amigos, algunos son conocidos) lo mismo debe hacerse con la persona que podría ser o no tu futuro esposo/a, como en el caso de un amigo, si sería o no tu amigo de verdad. Cuando se ponen estas etiquetas, lo único que genera es sentido de pertenencia y pregunto ¿Un amigo o amiga me pertenece solo a mi? No, es un amigo, no es tu esposo/a aún.
- La amistad te permite ver quién es realmente la otra persona: En el proceso de la amistad, podrías ver su carácter, servicio, las cosas que no le gustan, las que sí, cómo es cuando está con su familia, con sus amigos, con sus hermanos, con la iglesia, su compromiso con las actividades, el trabajo, etc. Observar desde lejos y sin involucrar sentimientos es como es realmente conocerás a esa persona en realidad, para que no te engañe y después de la noche de boda comience tu tortura y arrepentimiento. La tasa de divorcios en España es de más del 65% la mayoría son de personas cristianas, ya que las de la sociedad en general no se están casi ni casando. Si hay apuros por casarse y no se conoce bien a la otra persona, es probable que pases a ser parte de la estadística en nada, porque la solución que actualmente se tiene con respecto a «es que ya no siento que lo/la amo» es el divorcio. Una pregunta que se me viene a la mente es ¿Prefieres ser soltero/a o divorciada/o?. Te animo a reflexionar al respecto querido lector.
- La amistad te permite pensar en frío: Cuando tienes una amistad solo amistad, piensas coherentemente y no con sentimientos de por medio “engañoso es el corazón” dice la Biblia. Entonces ¿Por que tendrías que hacerle caso a lo que dicta tu corazón?. Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. (Mateo 15:19 RVR 1960) Por estas cosas es sabio no hacer caso al corazón sino a Dios. Durante este tiempo de amistad puedes orar a Dios y pedir sabiduría, escuchar sus instrucciones y cuando finalmente den el paso hacia el noviazgo, sea algo seguro, sea algo de Dios.
Un matrimonio sin propósito es un matrimonio vacío.
«Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿Quién lo conocerá?» Jeremías 17:9 RVR 1960
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